jueves, marzo 23, 2006

Mis zapatos

Ayer 22 de marzo tuve que ser fuerte, pues a pesar de que ya me había pasado esto, no sé porque esta vez fue muy extraño.

“Estimados zapatos” les dije. "En un principio no me di cuenta del desastre ocurrido...", es preciso recordar que mis zapatos no se hallaban completamente arruinados.

No sé como ni con qué artes se las arreglaron mis pies y el uso para dejar mis tenis todos inservibles, con la suela del pie izquierdo toda rota, entre despintados y sucios, ya no sabía si eran mis tenis o como decían por ahí los de un vagabundo.

Además ¡¡¡que caray!!!, esa maldita costumbre que tenemos las personas de mandar los zapatos, al zapatero, o de plano, claro los que tienen su guardadito comprar un "chapatito" nuevo. Pero si no me equivoco yo siempre le fui fiel a mis tenis, me los regalaron y desde ahí parece que vivía en ellos, tantas vivencias que nunca olvidare, si también la clásica donde pisas la maldita gracia de los cochinos perros.

Pues ni modo todavía se es demasiado joven para derrocarse por unos tenis, hay tiempo para volver a comenzar, ahora son rosas.

Los dejé a lado de la botella de ron y a lado de la caja de galletas de Saladitas, alguien los usará, ahora será una historia nueva que empezar y una por finalizar.

¿Tendrán una segunda o una tercera operación?, eso nadie lo sabe, pero de que ahí hubo vivencias, las hay y esta vez se espera que las siga habiendo.