sábado, abril 22, 2006


“En un abrir y cerrar de maleta”

Pues sí, abrí el closet azul que está en mi cuarto para sacar mi maleta y disponerme a hacer un viaje de unos cuantos días a un lugar al que nunca había ido y con unas personas, ahora sí como dirían en náhuatl chekhekchiwa (buena onda).

Con tanta emoción metía mis cosas a la maleta, se abría y se cerraba para ver que faltaba, y me di cuenta que lo único que faltaba era que estuviéramos todos para ya zarpar a un destino diferente.

Todo el mundo sabe que todos los días y en cada viaje se aprenden cosas nuevas, pero definitivamente este fue un viaje diferente a todos y aprendí cosas que nunca me imaginé.

Es algo tonto esto que diré, pero todo lo que viví fueron como “momentos Kodak”, pues lo que si sé es que aunque regresemos no va a volver a ser lo mismo.

Empezando por los paisajes, los atardeceres, las vacas, los caballos, la gente con la que convivía diario, cuando llegaban las noches, las estrellas, la Luna, los “entes” que vivían en las casas de campaña y por supuesto las sopitas Maruchan que estarán con nosotros por varios meses, los chistes del Tío Jano y un sin fin de cosas, que realmente no podría mencionarlas todas.

A veces me gustaría tener una goma de migajón para borrar todo esto y no ponerme nostálgica, se que el tiempo es, como bien dirían los músicos, irreversible y que el recuerdo sólo vive en tu memoria.

No importa lo que pasó o lo que haya dejado de pasar, sólo se que cuando llegué a mi casa y terminé de guardar mi ropa donde se debe y cerré el cierre de mi maleta, sabía que era el fin de algo que estaba por comenzar.

“A veces se tiene que abrir esa caja”

Es muy fácil decirle a la gente lo que tiene que cambiar, y más fácil es decirle lo que nos molesta. Muchas veces si no tienes nada bueno que decir de esa persona es mejor quedarse callado, cosa que de vez en cuando es difícil llevarla a cabo.

Hay una caja que es negra por fuera, y por dentro cuando se abre puede llegar a ser de distintos colores, o incluso puede tener negro y una oscuridad que es inolvidable.

Últimamente la caja se percata de algo, y es que se ha podido abrir un poco más de lo que esperaba, cosa que algunas veces le llega a molestar porque tiene miedo a que le pongan la mano en la tapa y se vuelva a cerrar.

Es muy extraño, porque a veces por dentro se pinta de azul, y no es que se asuste, simplemente como lo dijeron hace poco “es miedosa, punto”, pero a veces quisiera ser la misma caja negra para todos, pues cuando otros descubren ese color azul saben que es muy fácil llegar a rasgar la caja.

Pero hay algo que la caja negra sabe, y es que su apariencia exterior siempre es la misma, si, si, aunque hay veces que se tengan que seguir ciertas normas de etiqueta, no importa porque se adapta rápido.

Simplemente hay que darse a conocer con la gente tal cual eres y no aferrarse a un cambio que sabes que te ayudará.

jueves, abril 06, 2006

Pisando gracias de perro

¿Cuándo dejas de estudiar o de vivir? Nunca, nunca vamos a terminar de aprender, como simples seres humanos que somos queremos ser cada día mejores y componer cosas.
La afamada frase: “un día” eso llega, no se busca. Llega en su momento, y si no hay que ver que hay a mi alrededor para alcanzar lo mejor de sí.

Uno puede pisar todas las gracias de perro que quiera, pero al final sabes que vas a oler mal, muy mal; hay que ir limpiando poco a poco lo que uno hace.

A donde vayas vas a conocer gente nueva. Inclusive de pequeño en tú jardín, otros amigo son los que viven por tu casa y otros muy locamente son del raro mundo en el que vivimos. Es como cuando tienes amigos “animales” y quieres aprender todo con ellos como al chango le quieres copiar como se cuelga de los árboles, o a tocar las flores con esa delicadeza con las que se paran en ellas las mariposas, aprender a ver el cielo por las noches disfrutando del silencio como lo haría un búho.

No importa si el mundo es chiquitito o muy grande, nada más hay que ver que hay un espacio para todos. Puedes viajar en avión, camión o de plano en el tren. No importa como lo hagas, sólo hay que hacerlo de corazón y aprendiendo, porque cada paso que diste, que di y que daré te lo reprocharás o te lo agradecerás, todo esta en el modo de hacer las cosas.
Pues eso dicen…

Dicen por ahí que todo lo que haces influye en los demás, que si la ropa, que si la música, que si los amigos, y entre el que si… y tú toma de decisión, ya estás más involucrado que nada.

¿Cómo es que la gente quiere entender al “mundo” o a su vecino si apenas se está “entendiendo a sí mismo”? Eso de ser uno mismo no es cierto porque siempre estás en constante cambió sin perder la esencia.

Nadie sabe que vaya a pasar al otro día que despiertes, simplemente tratas de ser tú y ya, lo difícil es que la gente acepte el hecho de que tú o él o ella o quien sea es diferente a ti. Muchas veces es difícil aceptar que te digan “raro”, llega un momento en el que te acostumbras y cuando llega alguien nuevo y te lo dice es como si te hubiera contestado el saludo; una vez alguien contestó: “no será que el raro, aquí eres tú”.

Uno se siente feliz cada vez que habla con ese alguien que sabe que lo va escuchar, pero como es posible que ciertas situaciones de la vida te hagan ser como eres cuando todo lo tienes en tus manos.

En México, verle la cara a los demás es sinónimo de astucia, al parecer es una parte de la filosofía del mexicano que tal vez estaría bien cambiarla. Unos piensan que la escuela te da toda la educación pero pienso que desde tu casa la traes y en la escuela te terminas de hacer. La escuela de la vida es la más fuerte y difícil, pero esta te ayuda todos los días para desarrollarte.

Hayq ue recordar que uno no nace sabiendo.

Nunca vamos a dejar de estudiar, de vivir o simplemente nunca dejas de aprender.

Hay que vivir lo que sigue y para poder crear lo que seguirá.