lunes, febrero 27, 2006

Pero de veras...
Si debemos hacer una lista de las cualidades que nos gustaría encontrar en las personas o que nos gustaría poseer, seguramente diríamos que la honestidad, porque garantiza confianza, seguridad, respaldo, confidencia; expresado en una sola palabra, integridad.
La honestidad es una forma de vivir entre lo que se piensa y la conducta que se observa hacia el prójimo, exige en dar a cada quien lo que le es debido.
Podemos ver actitudes deshonestas como la más llamada y conocida la hipocresía, aparentando una personalidad que no se tiene para ganarse el afecto de los demás; el mentir; el simular trabajar o estudiar para no recibir una llamada de atención de los padres; no cumpliendo con la palabra dada, los compromisos hechos y la infidelidad.
Faltar a la honestidad nos lleva a romper los lazos de amistad establecidos, en el trabajo, la familia y en el ambiente social en el que nos desenvolvemos. Para ser honestos, primero hace falta ser sinceros en todo lo que decimos con las personas que participan de la misma labor.
En la convivencia diaria podemos vivir la honestidad con los demás, no causando daño a la opinión que en general se tiene de ellas, lo cual se puede dar cuando les atribuimos defectos que no tienen o juzgando con ligereza su actuar; si evitamos sacar provecho u obtener un beneficio a costa de sus debilidades o de su ignorancia.
Si queremos ser honestos, debemos empezar por enfrentar con valor nuestros defectos y buscando la manera más eficaz de superarlos, con acciones que nos lleven a mejorar todo aquello que afecta a nuestra persona y como consecuencia a nuestros semejantes, rectificando cada vez que nos equivocamos y cumpliendo con nuestro deber en las labores grandes y pequeñas sin hacer distinción.
Las relaciones en un ambiente de confianza conducen a la mejora personal y ajena, pues si en todo momento se obra con rectitud, se aprende a vivir como hombre de bien.

miércoles, febrero 22, 2006



Completamente desconocidos...

Ayer por la mañana tomé el teléfono y marque al sitio de taxis, que por lo regular dicen ser muy seguros, me pidieron la dirección y me dijeron que el taxi llegaría entre 5 y 10 minutos.

Buenas días le dije al taxista, motivo por el cual el señor me volteó a ver y me repondió lo mismo, anexando que a dónde me dirigía, le contesté que en relidad no sabía si tenía un destino, pero que se siguiera por todo eje 5 y diera vuelta en Insurgentes.

Mas ó menos a la mitad del camino, el señor me dijo que ultimamente había mucho tráfico y mucho calor sobre todo por las mañanas y por las noches un frío insoportable, le dije que era cierto, y que era algo muy raro, moviendo mi cabeza le dije: "Imaginese señor, si ahorita hace calor en primavera esto va a estar peor".

Llegando a Insurgentes, le dije que me dejara por Galerías Insurgentes, porque por ahí vivía una amiga de hace mucho tiempo y como siempre los taxista dicen: "si como no, namas usted me avisa".

Me empezó a platicar que el tenía 3 hijos y que para él era muy difícil su situación, porque a su mujer la habían corrido del trabajo, comentó también que quiere mucho a su hijo de 6 años que estaba próximo a entrar a la primaria.

No se porque lo dijo, simplemente lo escuchaba, y le platiqué, que yo era la mas chica y que sólo tenía un hermana y que se acababa de romper la muñeca.

Llegando del otro lado de Insurgentes, le dije que me dejara en la esquina, para no estorbar, y me dijo que con gusto.

Le pregunte que cuanto era, me dijo y me dió una tarjeta con su teléfono, para que cuando quisiera le marcara y el fuera como "mi taxista".

Agradeciendole y dandole los buenos dias, me bajé y me dirigui a la casa de mi amiga.